Plegarias

Plegaria de los Hijos
No me des todo lo que pida. A veces yo sólo pido para ver hasta cuanto puedo obtener.
No me des siempre órdenes; si en vez de órdenes, me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano(a). Si tú haces lucir peor que los demás, entonces seré yo quién sufre.
No me corrijas mis faltas delante de nadie. Enséñame a mejorar cuando estemos solos.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces todo por mí, yo nunca aprenderé.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.
Cuando yo haga algo malo, no me exijas que te diga el Porque lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también
No me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas, pero nunca lo que tú digas y no hagas.
Enséñame a conocer y amar a Dios; pero de nada vale si yo veo que ustedes no conocen ni aman a Dios.
Cuando te cuente un problema mío, no me digas “No tengo tiempo para boberías” o “Eso no tiene importancia”. Trata de comprenderme y ayudarme, quiéreme y dímelo. Me gusta oírlo decir, aunque tú no lo creas necesario decirlo.